Blogia
EVANGELIO DEL DIA : Vilma Isabel Melgarejo A.

JESÚS NUESTRO ETERNO COMPAÑERO

San Alfonso María de Ligorio
Jesús, Nuestro pastor, que dio la vida por nosotros, sus ovejas, ni en su muerte quiso separarse de nosotros: “Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas”.

Jesús, el Buen Pastor, por sus ovejas se quiso quedar en la tierra en este Sacramento y en él lo hallaremos siempre que queramos, ayudándonos y consolándonos con su presencia. 
No nos abandonará hasta el fin del mundo y mientras permanezcamos sobre la tierra.

Señor mío, en este momento te vengo a visitar, pero tú me devuelves la visita con un amor infinitamente superior cuando vienes a mi alma en la Santa Comunión. 
Entonces, no solo te presentas a mí, sino que te conviertes en mi alimento, uniéndote y dándote todo entero a mí. 

Pues si Tú, Señor, te das todo entero a mí, es razonablemente justo que yo me entregue todo a Ti.
¡Oh amor de mi alma! ¿Cuándo? ¿Cuándo cuando seré todo tuyo, no solo de palabra sino también con las obras?

Señor, Tú lo puedes hacer; aumenta mi confianza por los méritos de tu preciosa Sangre, para que así obtenga de tu bondad la gracia de ser, antes de mi muerte, todo tuyo y nada mío. 

Tú escuchas las súplicas de todos; oye también ahora los ruegos de un alma que te quiere amar de verdad. 

Deseo amarte con todas mis fuerzas y obedecerte en todo lo que te agrade, sin interés, sin consolación, sin premio. 
Quiero servirte solo por amor, solo por agradarte, soy loco por complacer a tu Corazón, tan enamorado del pobre corazón mío. 
Que todo mi premio y recompensa sea amarte. 
¡Oh Hijo del Padre Eterno!, hazte dueño de mi libertad, de todas mis cosas, de mi persona. 
Yo te amo, te busco, por Ti suspiro, solo a Ti te quiero. 
Jesús, haz que yo sea todo tuyo.

MARÍA SIEMPRE CON JESÚS   EN ESPÍRITU.
¡Reina del cielo!, todo la Iglesia te llama y saluda esperanza nuestra. Y puesto que eres la esperanza de todos, sé también la esperanza mía. 

San Bernardo te llamaba “razón de toda su esperanza “y decía: “Que espere en Ti el que desespera”. Del mismo modo, yo quiero decir: ¡Madre mía Santísima!, Tú salvas aún a los desesperados: en ti pongo, pues, toda mi esperanza. 
¡María, Madre de Dios, ruega a Jesús por mí!
_*Ángel de mi guarda cúbreme con tus alas para que nada, ni nadie me distraiga en este momento de adoración Al Santísimo y de veneración a María.

0 comentarios