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EVANGELIO DEL DIA : Vilma Isabel Melgarejo A.

A JESÚS POR MARÍA

Preparación de la Consagración a María

DÍA 23

Mediación maternal.

Las enseñanzas de Juan Pablo II,  sobre la Madre de Dios están profundamente arraigadas en la Mariología. 

Uno puede encontrar las principales enseñanzas marianas del Concilio Vaticano II  . El corazón de estas enseñanzas tiene que ver con lo que usualmente se denomina “mediación maternal” de María.

La mediación maternal significa básicamente que María es nuestra madre espiritual (de ahí lo “maternal”) quien nos asiste desde el cielo con sus oraciones y cuidado maternal para llevarnos a Dios (de ahí la “mediación”). 

Un mediador es alguien que se interpone entre dos personas con el fin de unirlas. Así, Jesucristo es mediador. Él es quien, después de la caída del hombre, se interpone entre Dios y la humanidad perdida para admitirnos de nuevo a la comunión con Dios. Y sólo hay uno, como San Pablo aclara: “Dios es único, y único también es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús” (1 Tim. 2:5). 

Si hay un solo mediador entre Dios y el hombre y si ese único mediador es Jesucristo, ¿por qué define el Concilio Vaticano II a María como mediadora?

Porque Dios es generoso. En otras palabras, Jesús no retiene para Él solo la función de mediador. Quiere que María — y no sólo María sino todos los cristianos — participen en su única mediación, aunque de forma subordinada. Por ejemplo, cada uno de nosotros participa en la única mediación de Cristo cuando rezamos unos por otros “en Cristo”. 

Dios quiere que todos participemos en su obra de salvación. 

María tiene un papel excepcionalmente importante en esta obra, su “mediación   maternal”. 

Entre las criaturas, el papel de María en la continua obra de salvación es importantísimo. Ya que para Dios es un “divino beneplácito” porque María es su Hija predilecta, sin mancha alguna.

La cooperación de María en obra salvifica, tanto cuando estuvo en la tierra como ahora que está en el cielo:“La Santísima Virgen fue en la tierra la Madre excelsa del divino Redentor, compañera singularmente generosa entre todas las demás criaturas y humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra madre en el orden de la gracia. 

Esta maternidad de María en el orden de gracia perdura sin cesar desde el momento que dijo si, y dio su fiel concentimiento en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz hasta la consumación perpetua de todos los elegidos. Pues, asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna.

Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Lo cual, ha de entenderse de que es mediadora ante su hijo muy amado Jesúscomo lo muestra en las Bodas de Cana..y  Cristo, es el único Mediador” ante el.Padre Celestial.

 Así, mientras estuvo en la tierra, María cooperó con el plan divino de salvación de manera “singularmente generosa entre todas las demás criaturas”, particularmente al dar a luz y cuidar a Jesús. Ahora en el cielo, María todavía coopera de manera especial en el plan salvador de Dios. A través de su “múltiple intercesión” y “amor materno”, nos trae la gracia, la misericordia y “los dones de la salvación eterna”. 

Gran regalo de Dios: María es nuestra madre espiritual cuya tarea divina es criarnos con amor, regalos y gracias que nos llegan a través de sus tiernas oraciones.

Oración del día:

Ven, Espíritu Santo, que habitas en María.Llena mi corazón de alabanzas a Dios por haberme dado a María como Madre espiritual.

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