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EVANGELIO DEL DIA : Vilma Isabel Melgarejo A.

A JESÚS POR MARÍA

*Consagración a María*

*DÍA 27

*Entregarse a María (Primera Parte)

Después de tratar el Retiro de María y pbservar como Jesús la fue preparando para su nueva mision de su mediación maternal.
 Esta mediación maternal es la llave que nos abre la puerta para realizar  nuestra   consagración mariana. Y ahora que la tenemos, estamos listos para aprender exactamente lo que Juan Pablo entiende por consagración  “entregarse” a María. Para empezar, necesitamos volver al pie de la Cruz. 
“Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Con estas palabras, Jesús confía toda la humanidad al cuidado materno de María. Hace de ella la madre espiritual de todos. María aceptó plenamente este don con “ardiente caridad”. 
Luego, Jesús le dice a Juan, el discípulo amado, quien nos representa a todos: “Ahí tienes a tu madre”. Jesús ahora nos ofrece un regalo, el gran regalo de su madre como nuestra madre espiritual. ¿Aceptamos este regalo? Sí. Por eso nos esforzamos en hacer esta Consagración al Corazón Inmacula de María « Nuestra Madte«.  Pero ¿cómo lo hacemos? Esta es la pregunta crucial. 
Según el Papa San Juan Pablo II, el siguiente texto del Evangelio nos indica cómo debemos aceptar a María como nuestra madre espiritual: “Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa” (Jn.19:27). El Papa describe esta acción con una palabra: “entregarse”. Vemos un ejemplo de ello en la persona de Juan, quien se entregó a María, la misma que fue entregada a Juan por Cristo: “Ahí tienes a tu madre”.

La entrega de él mismo a María es su respuesta al mandato de Jesús desde la Cruz, pero no sólo eso. También es una respuesta a la “ardiente caridad” por nosotros: “La entrega es la respuesta al amor de la madre”.

Juan Pablo procede a describir la naturaleza de esta entrega de uno mismo a María:
“Entregándose filialmente a María, como el apóstol Juan, “acoge entre sus cosas propias” a la Madre de Cristo y la introduce en todo el espacio de su vida interior, es decir, en su “yo” humano y cristiano: “La acogió en su casa”. Así uno entra  en el radio de acción de aquella “caridad materna”, con la que la Madre del Redentor “cuida de los hermanos de su Hijo”, “a cuya generación y educación coopera” según  la medida del don,  es decir según la entrega particular de cada uno al Corazón de la Madre por obra y acción del Espiritu Santo.que nos motiva hacerlo.

Así se manifiesta también aquella maternidad según el espíritu, que ha llegado a ser la función de María a los pies de la Cruz y en el cenáculo”. 
Esta entrega de uno mismo a María, la cual el Papa describe  con la frase, “La acogió en su casa”, debe entenderse como el acto de seguir el ejemplo mismo de Cristo — primero se entregó a María en la Anunciación y luego, a lo largo de su vida oculta — y también debe entenderse como su voluntad para sus discípulos. Después de todo, Él mismo inicia tal entrega: “Ahí tienes a tu madre”. Pero ¿por qué hace esto Cristo? ¿Será que quiere distanciarse de nosotros? No. Nos acerca a sí encomendándonos a aquella que es la más cercana a Él, la misma que lo dirige todo a Él: “Hagan lo que él les diga”. 
María quiere actuar sobre todos los que se encomiendan a sí mismos a ella como hijos. Dice el Papa: “Y es sabido que cuanto más estos hijos perseveran en esta actitud y avanzan en la misma, tanto más María les acerca a la riqueza de Cristo’”. De nuevo, esto se debe tanto a la cercanía única que hay entre María y Cristo como al papel especial de María de llevar a otros a la intimidad que comparte con Él. 


 El propósito que nos lleva a entregarnos a María: que ella nos acerque aún más a Cristo a través de sus poderosas oraciones y de su amor maternal.


*Oración del día:

*Ven, Espíritu Santo, que habitas en María.Prepárame para entregarme por completo a María, de modo que ella pueda acercarme más a Cristo.

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