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EVANGELIO DEL DIA : Vilma Isabel Melgarejo A.

Etapas de la Intercesión

Etapas de la Intercesión

LAS TRES ETAPAS PRINCIPALES

DE LA INTERCESIÓN

 

“Ustedes, en cambio, son descendencia elegida, reino de sacerdotes y nación santa,

pueblo adquirido en posesión para anunciar las grandezas del que los llamo

de la oscuridad a su luz  admirable”

1 Pe 2, 9.

 

 

INTERCESOR es "aquél que esta siempre preparado y dispuesto para la defensa, que ora, pide a favor de otros, estimulando su fe, su amor y su perseverancia".

 

Cuando vemos el papel de Cristo como nuestro Gran Intercesor, encontramos tres etapas importantes en la intercesión:

 

1.   La identificación

2.   El sacrificio de Sí mismo

3.   El poder y la autoridad

 

LA IDENTIFICACIÓN

Is 53, 4-5.

 

La verdadera intercesión, primero que nada requiere una identificación.  Como nuestro intercesor, Cristo se identificó con nosotros, tomando El mismo la forma de carne y sangre.  Él dejó Su gloria en el cielo y Su gloria con el Padre y vino a ser como uno de nosotros de tal forma que Él puede ser un Sumo Sacerdote misericordioso que siente nuestras enfermedades y por lo tanto es apto para interceder a nuestro favor.

En nuestra intercesión, primero debemos desear identificamos con aquellos por los cuales estamos intercediendo.

Debemos identificamos de tal manera que tomemos sus cargas sobre nosotros, que sintamos su dolor y sufrimiento y presentar sus necesidades delante del Padre como si fueran nuestras.

No es suficiente el sólo decir, "Señor salva a los que se han perdido".

 

Como intercesores debemos primero que nada identificarnos con aquellos hermanos que se esta perdiendo a nuestro alrededor, en nuestras comunidades y nuestro país.

La intercesión es la forma de oración más perfecta. No hay ninguna otra forma de orar efectivamente por los perdidos, si no podemos identificarnos con ellos hasta el punto de sus necesidades.

Lo que está pasando en la actualidad, es que nos hemos separado y aislado de nuestros hermanos los perdidos.

Debemos desear identificarnos, con aquellos que han sido abandonados (alcohólicos, drogadictos, prostitutas, pandilleros) hasta el punto de sentir sus enfermedades, su dolor, su sufrimiento y que nuestros corazones sean movidos a tener una verdadera compasión por ellos.  Es entonces cuando seremos capaces de ponernos en la brecha delante de Dios e interceder de una manera efectiva por ellos y mover la poderosa mano de Dios.

 

Este tipo de identificación se manifestó en la vida de Cristo.  Como nuestro Sumo Sacerdote Intercesor, El se puso en nuestro lugar.  El puso nuestra naturaleza sobre Sí mismo.  El aprendió a obedecer a través del sufrimiento.  El fue tentado en todo.  "A quien no cometió pecado, Dios lo hizo por nosotros reo de pecado, para que gracias a el, nosotros nos transformemos en salvación de Dios”. 2 Cor 5, 21. A través de Su intercesión por nosotros, El obtuvo Su posición de poder supremo y autoridad sobre todas las cosas.

Un intercesor es capaz de pedir efectivamente porque El entrega su vida por otros.  La intercesión no substituye el pecado. Sólo hubo un substituto para el pecado... JESUCRISTO.

La verdadera intercesión identifica al intercesor con aquél por el que se intercede, y lo lleva a un lugar predominante con Dios.  En nuestra intercesión por otros, debemos desear estar en el lugar donde ellos están.  Debemos identificamos con sus necesidades y sentir sus enfermedades y así intercederemos de una forma efectiva a su favor.

 

EL SACRIFICIO DE SI MISMO

Jn 15, 13.

 

Cristo, el Gran Intercesor hizo el sacrificio máximo, dando su vida por nosotros.

En nuestra intercesión, debemos poner nuestra propia vida como sacrificio a favor de aquellos por los que estamos orando.  Debemos crucificamos y dejar a un lado nuestros propios deseos y entregarnos en sacrificio a través de la oración y el ayuno a favor de las necesidades de otros.

Jesús dijo: "Yo les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere dará fruto abundante". Jn 12, 24.

Solamente cuando morimos a nosotros mismos, a nuestros deseos, y nos entregamos en sacrificio a través del ayuno y la oración por los demás, el Espíritu Santo fluirá a través de nosotros para cumplir Su trabajo de intercesión.

Uno de los ministerios principales del Espíritu Santo sobre la Tierra hoy, es la intercesión.  Es el Espíritu Santo quien pone en nuestro corazón la carga por los demás y nos llama a interceder.  Solamente si morimos a nosotros mismos, el Espíritu Santo fluirá con libertad e intercederá a través de nosotros.

Hoy día hay muchos cristianos que piensan erróneamente que no son aptos o que no saben como interceder.  La verdad es que venimos a ser intercesores por causa del Intercesor que vive en nosotros.  Cuánto más morimos, y nos llenamos del Espíritu Santo, más podrá utilizamos e interceder a través de nosotros.

Cuando llegamos al punto de someter completamente nuestras vidas, deseos, planes, pensamientos y permitimos al Espíritu Santo reinar con libertad en nuestras vidas, NO HAY ABSOLUTAMENTE NINGÚN LÍMITE en la intercesión...

"Asimismo el Espíritu viene en ayuda en nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos orar como es debido, y es el mismo Espíritu el que intercede por nosotros con gemidos que no se pueden expresar. Por su parte Dios  que examina los corazones conoce el pensar de ese Espíritu, que intercede por los creyentes, según la voluntad de Dios”. Rom 8, 26-27.

 

Durante la intercesión cuanto más nos llenemos del Espíritu Santo, El orara a través de nosotros.  Cuando empezamos a orar en el Espíritu en lenguas desconocidas, el Espíritu comienza a clamar e interceder con "gemidos que no se pueden expresar".

Cuando oramos en el Espíritu, en lenguas, nos estamos edificando en fe. Jds 20. El Espíritu Santo fluye en nosotros para fortalecemos en el tiempo de necesidad.

Cuando estamos frente a circunstancias que nos abruman en lo natural, cuando empezamos a orar en el Espíritu Santo, en lenguas, El intercede por nosotros.

 

EL PODER Y LA AUTORIDAD

Jn 14, 12-14.

 

A través de la intercesión de Cristo, Su identificación, Su obediencia y Su completa sumisión a la voluntad de Dios, Su propio sacrificio, Su muerte en la cruz, El obtuvo Su posición de supremo poder y autoridad sobre todas las cosas.

Cuando morimos a nosotros mismos y permitimos que el Espíritu Santo tenga control absoluto para orar a través de nosotros con gemidos indecibles, entraremos en el terreno de poder y autoridad que nos pertenece en el Nombre de Jesús.  Hemos ganado esta posición de poder espiritual a través de la intercesión en donde seremos capaces de proclamar palabras de liberación.  Estamos investidos con la autoridad del Espíritu Santo; y es desde esta posición que se harán esas "mayores cosas en el nombre de Jesús" de las cuales el Señor habló.  Esta es la verdadera intercesión.

La oración es el arma con la que el hombre entra en la mente de Dios, hace valer el poder real de una voluntad renovada; hace descender a la tierra aquello que sin la oración no se hubiera dado. Esta es la prueba más grande que fuimos creados a imagen y semejanza de DIOS.

La batalla fue ganada primeramente a través de la intercesión, antes de ver la gran victoria, muchos hermanos aceptamos a Cristo y su Poder sanador que transformo nuestras vidas.

Esta posición de poder y autoridad no es algo que podemos obtener por nuestra propia fuerza.  Es una posición de intercesión en la que el Espíritu Santo nos da a medida que El nos llena.  El Intercesor que vive en nosotros completará Su trabajo de intercesión en la Tierra a través de nosotros mientras presentemos nuestros cuerpos como sacrificio vivo.

En esta nueva dimensión de poder y autoridad a través de la intercesión seremos capaces de venir delante de Dios a favor de nuestras necesidades, de nuestras familias, de aquellos que amamos, de nuestras comunidades y tomar todo lo que Dios ha prometido en su Nueva ALIANZA con nosotros.

¡HERMANO (A) TIENES UN LLAMADO SANTO Y SAGRADO!

El papel de intercesor es un llamado santo.  Así como Jesús intercedió por el mundo a través de Su vida y muerte y nos reconcilió con Dios, tú y yo, hemos sido llamados a interceder y a reconciliar al hombre con Dios.

Por Su Espíritu tenemos un real sacerdocio.

El Apóstol Pedro dijo: "Ustedes, en cambio, son descendencia elegida, reino de sacerdotes y nación santa, pueblo adquirido en posesión para anunciar las grandezas del que los llamó de la oscuridad a su luz admirable”. .

 

CRISTO interviene, salva, sana, libera y rompe todo yugo de esclavitud de nuestras vidas; como lo hizo con muchos que lo siguieron y lo aceptaron. Dios quiere que tú y yo seamos  intercesores, no sólo a través de la oración sino a través de nuestra propia vida, a través de nuestras acciones, así como de nuestras palabras.

 

Cuando tú hermano (a) intercedas recuerda estas tres etapas vitales:

-    IDENTIFICACIÓN

-     SACRIFICIO DE Sí MISMO

-     PODER Y AUTORIDAD

 

El tipo de intercesión al cual Dios nos está llamando, implica mirarle cara a cara, orando, clamando, llorando y gimiendo en el Espíritu.  Implica consagrarnos y apartarnos para ayunar y orar esperando delante de El y no dejándolo ir hasta que la obra se haya cumplido.  Requiere que nosotros nos pongamos en la brecha a favor de otros.

Dios quiere usarnos a todos nosotros en este tiempo final para cumplir Su voluntad.  Cuando nos unamos en esta nueva y poderosa: ALIANZA de oración, de la mano con MARIA. 1 Pe 8-12 veremos las respuestas a la oración como nunca.

Con tus propios ojos lo veras, y si tú callas las piedras hablaran”.

La de fe en la Palabra de Dios no se puede ejercitar ni perfeccionar tanto en ninguna manera como en la intercesión que pide, espera y busca una respuesta.

Hemos sido llamados a recibir la plenitud del Espíritu de Dios, y por medio de este llamado nos dará las fuerzas para todo nuestro trabajo y hacer descender su poder para impartir bendiciones espirituales a otros. Zac 8, 9.

                                                                                                                                 

                                                                                                                                                                                                              Feceva

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