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EVANGELIO DEL DIA : Vilma Isabel Melgarejo A.

JESUS, EL.ALIMENTO ESPIRITUAL

  1. Siendo el pan una comida que nos sirve de alimento y que se conserva guardándolo, del mismo modo Jesucristo quiso quedarse en la tierra bajo las especies de pan, no sólo para servir de alimento a las almas que lo reciben en la Sagrada Comunión, sino también para ser conservado en el Sagrario y permanecer realmente presente, manifestándonos así el infinito amor que nos tiene. 
  2. San Pablo dice que Jesús se despojó de Sí mismo, tomando la condición de servidor. Mas, ¿qué diremos nosotros, viendo que por nuestro amor está todos los días sobre el altar tomando forma  de pan.
  3. Jesús al dejar este mundo para ir al encuentro del Padre, nos dejó por memoria este Sacramento, en el cual Él mismo se quedó como prenda de su amor, para que de esta manera conserváramos viva nuestra memoria hacia Él”.
  4.  Jesús, ya estás aquí en el Tabernáculo, siempre dispuesto a oír las súplicas de los pecadores; atiende, ahora, los ruegos de este pobre pecador. Vengo a postrarme a tus pies, arrepentido por el mal que he hecho y, en primer lugar, te pido que me perdones las ofensas que he cometido contra Ti. Habiendo experimentado tu gran bondad, mi corazón se ha enamorado de Ti y siento en mí un deseo inmenso de amarte y agradarte.Pero, sin tu gracia, nada puedo hacer. Muéstrame el Cielo, Dios mío, muéstrame tu gran poder y tu bondad infinita, haciendo que yo, de pecador rebelde, me convierta en una persona que te ame con gran fidelidad. Tú lo puedes hacer y lo quieres; Suple, pues, todo lo que me falta, para que así llegue a amarte mucho. 
  5. Te amo, Jesús, te amo por sobre todas las cosas, te amo más que a mi propia vida, mi Dios, mi amor y mi todo.
  6. Cuando visitemos a Jesús en el Santuario, no dejemos de visitar a María.Santísima. Puesto que la Madre y el.Hijo son inseparables.

* María Santísima* ¡Reina del Universo y Madre nuestra! Eres la abogada más poderosa de los pecadores, después de Jesucristo, que es nuestro principal abogado ante el Padre.

Eres el puerto seguro de los que naufragan, eres el consuelo del mundo, el rescate de los cautivos, la alegría de los enfermos, la recreación de los afligidos, el refugio de toda la tierra. 

¡Llena de gracia! Alumbra a mi entendimiento, suelta mi lengua para cantar tus alabanzas.

Te venero, Reina de la Paz, salvación y consolación de todo el mundo.

Te adoro, paraíso de delicias, fuente de la gracia, medianera entre Dios y los hombres.


_*Señor Jesús, haz que mi alma sienta el gozo de encontrarte vivo en el Sagrario, junto a tu madre María Santisima ».

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