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EVANGELIO DEL DIA : Vilma Isabel Melgarejo A.

VIDA ESPIRITUAL

« EL CORAZÓN DE JESÚS FORMADO POR EL ESPÍRITU SANTO EN EL SENO DE LA VIRGEN MADRE.* 

Jesucristo, Hijo único de Dios , que bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó en María, la Virgen, y se hizo hombre. La santa humanidad de Cristo es, por consiguiente, obra del Espíritu Divino y de la Virgen de Nazaret.Es obra del Espíritu  esto lo afirma el Evangelista Mateo refiriendo las palabras del Ángel a José: "Lo engendrado en Ella (María) es del Espíritu Santo" (Mt1,20); y lo afirma también el Evangelista Lucas, recordando las palabras de Gabriel a María: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra" (Lc 1,35).El Espíritu ha formado la santa humanidad de Cristo: su cuerpo y su alma, con toda la inteligencia, la voluntad, la capacidad de amar. En una palabra, ha plasmado el corazón del Padre en el corazón de su Hijo. La vida de Cristo está total mente dirigida por el Espíritu Santo. Del Espíritu le viene la sabiduría que llena de asombro a los doctores de la ley y a sus conciudadanos, el amor que acoge y perdona a los pecadores, la misericordia que se compadece de la  miseria del hombre, la ternura que bendice y abraza a los niños, la comprensión que alivia el dolor de los afligidos. Es el Espíritu quien dirige los pasos de Jesús, lo sostiene en las pruebas, sobre todo lo guía en su camino hacia Jerusalén, donde ofrecerá el sacrificio de la Nueva Alianza, gracias al cual se encenderá el fuego que El trajo a la tierra (Lc 12,49).
Por otra parte, la humanidad de Cristo es también obra de la Virgen. El Espíritu colocó el Corazón de Cristo en el seno de María, que colaboró activamente con El como madre y como educadora.+ Como Madre, Ella se adhirió consciente y libremente al proyecto salvífico de Dios Padre, con un  silencio lleno de adoración, el misterio de la vida que en Ella había brotado y se desarrollaba;+ Como educadora, Ella plasmo en el Corazón de su propio Hijo, junto con San José, las enseñanzas del pueblo elegido, inspirándole el amor a la ley del Señor, comunicándole la espiritualidad de los "pobres del Señor." Ella lo ayudó a desarrollar su inteligencia, a formar su carácter , su temperamento , a descubrir y desarrollar cautelosamente los dones y talentos  recibidos del Altísimo. Aún sabiendo que su  hijo era más que  ella ,  por ser "Hijo del Altísimo" (cf. Lc 1,32), no por ello la Virgen descuido de educarlo humanamente ( Lc. 2,51).Por tanto se puede afirmar que en el Corazón de Cristo brilla la obra admirable del Espíritu Santo, en El se hallan también los reflejos del corazón de la Madre.Del mismo modo el corazón de cada cristiano  debe ser  dócil a la acción del Espíritu, dócil a la voz de la Madre.

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