Blogia
EVANGELIO DEL DIA : Vilma Isabel Melgarejo A.

A JESÚS POR MARÍA

Preparación a la Consagración a María

TERCERA SEMANA

Santa Madre Teresa de Calcuta

DÍA 15

Amante del Corazón de Jesús

¿Quién es Santa Madre Teresa de Calcuta?

 Ella es fácil de entender. Lo único que necesitamos saber son dos palabras: “Tengo sed ”. Estas palabras del Corazón de Jesús, dichas desde su agonía en la Cruz, fueron la entera preocupación de la Madre Teresa, su todo — y lo mismo se podría decir de Nuestra Señora. El deseo más profundo tanto del corazón de Madre Teresa como del corazón de la Madre de Dios es saciar la sed de amor y de almas que tiene el Corazón de Jesús. En este sentido la vida de la Madre Teresa es una revelación del Corazón de María y presenta una de las expresiones más ricas de la consagración mariana.

  La parroquia de origen de la Madre Teresa en su Macedonia natal se llamaba, convenientemente, “Sagrado Corazón”. Convenientemente, porque tal como ella dijo, “Desde mi infancia el Corazón de Jesús ha sido mi primer amor”.  Este amor podría haber empezado cuando, a la edad de 5 años, recibió el Corazón Eucarístico de Jesús por primera vez. En esa ocasión experimentó la sed ardiente de almas del Señor mismo. Con los años esta sed creció y floreció, y a la edad de 12 surgió la convicción de que Dios la llamaba a ser misionera. Cuando tenía 18 años, entró en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María (la Congregación de Loreto) y solicitó ir a las misiones de Bengala, India, adonde fue enviada el siguiente año. Después de un año de noviciado, la asignaron a la comunidad de Loreto en Calcuta para dar clases en la Escuela Media Bengalí de Santa María para niñas. La nueva hermana serviría allí por más de una década y media. Los años que la Madre Teresa pasó en la escuela de Santa María fueron felices. De hecho, fue tan generosa con el Señor que con el permiso de su director espiritual hizo un voto extraordinario: no negar nada a Jesús.

Cinco años después, Jesús puso a prueba en grande ese voto. El 10 de septiembre de 1946, en un tren en camino a su retiro anual, la hermana de 36 años experimentó lo que describió como “la llamada dentro de la llamada”.

Los detalles de esta llamada se aclararon en las semanas y meses siguientes mediante un aluvión de experiencias místicas, incluyendo las visiones. En el centro de esta llamada se encontraban la sed ardiente que Jesús tiene de amor y de almas y un pedido a Teresa: fundar la congregación religiosa de las Misioneras de la Caridad. Respecto a esto último, como para recordarle el voto que había hecho, Jesús continuó diciéndole: “¿Te negarás?” 
La Madre Teresa no le negó nada al Señor. Después del retiro, habló con su director espiritual y, con su permiso, contactó al obispo. Cuando el obispo dudó en aprobar sus planes, le escribió: “No se retrase, Excelencia, no lo aplace. … Quitémosle al Corazón de Jesús Su continuo sufrimiento”. En la misma carta, repitió esta idea: “Llevemos alegría al Corazón de Jesús, y apartemos esos terribles sufrimientos de Su Corazón”.  Finalmente, el obispo dio su aprobación y la Madre fundó las Misioneras de la Caridad cuyo propósito general es el siguiente: “saciar la sed de Jesucristo en la Cruz de Amor y de Almas”. 

Desde el principio de la nueva congregación la Madre Teresa comenzó a experimentar una “oscuridad tan terrible” en su alma “como si todo estuviera muerto”. A veces le parecía insoportable, y  frecuentemente se hallaba a sí misma al borde de la desesperación.

En 1961 recibió una luz en esta oscuridad. Después de una conversación con un sacerdote santo, se dio cuenta de que su anhelo doloroso era, en realidad, una participación en la sed de Jesús: “Por primera vez en estos once años he llegado a amar la oscuridad. Pues ahora creo que es una parte, una muy, muy pequeña parte de la oscuridad y del dolor de Jesús en la tierra”.

La experiencia de oscuridad y anhelo doloroso continuó para Teresa hasta el fin de su vida. Encontró el valor para perseverar porque, como dijo su director espiritual, se dio cuenta de que la oscuridad era, en realidad, un “vínculo misterioso” que la unía al Corazón de Jesús. 
“El sufrimiento tiene que venir porque si ustedes miran la cruz, Él tiene su cabeza inclinada hacia abajo — quiere besarlos — y Él tiene ambas manos completamente extendidas — quiere abrazarlos. Él tiene su corazón totalmente abierto para recibirlos. Entonces cuando se sientan miserables miren hacia la cruz y sabrán lo que está ocurriendo.

El sufrimiento, dolor, pesar, humillación, sentimientos de soledad, no son sino el beso de Jesús, la señal de que ustedes se han acercado tanto, que Él puede besarlos. Una vez le dije esto a una dama que sufría mucho. Ella contestó: “Pídale a Jesús que no me bese, que deje de besarme”. Ese sufrimiento tiene que venir tal como vino a la vida de Nuestra Señora, y tal como vino a la vida de Jesús, tiene que venir también a sus vidas. Pero nunca pongan caras de tristeza. El sufrimiento es un regalo de Dios. Es un vínculo interno entre ustedes y Jesús”.


Oración del día:

Ven, Espíritu Santo, que habitas en María. Ayúdame a encontrar el amor del Corazón de Jesús oculto en la oscuridad.

0 comentarios